miércoles, 2 de enero de 2008

Un buen final



Son las 9:00 AM de un dia cualquiera, en algún lugar del planeta tierra. Roger termina de cepillarse canturreando una canción que lleva varios dias retumbando dentro de su cabeza, mientras lo hace, pone posturitas de estrella del rock. Cada día se levanta a la misma hora, hace su cama, se lava los dientes, dedica alguna canción de moda al espejo del baño y se toma su café muy cargado. Luego se monta en su viejo Ford y entra a trabajar, odia su trabajo en la aseguradora, pero no hay otra cosa, de algo hay que comer piensa el bueno de Roger. Llaves del coche y un ultimo vistazo a la nota de la cita del médico, a las 10:00 AM en el hospital St.James, la revisión anual del trabajo, Roger estaba tranquilo, no bebe, no se droga y siempre ha estado sano como una roca, algo tocado del tobillo de cuando jugaba al Rugby en el instituto, es lo que tiene ser el canijo del equipo, sueles ser el primer aplastado en la melé.

El hospital es un lugar al que nunca es agradable ir, pero esa mañana Roger no podía evitar el sentirse afortunado cuando veía a la gente pasar con alguna escayola o vendaje aparatoso, el solo iba para una simple revisión y en un rato estaría en el trabajo como cada día.
- ¿Sr. Roger Wilson? -preguntó una joven y guapa enfermera de uniforme blanco.
-Sí, soy yo - contestó Roger, Mientras se levantaba y caminaba hacia la consulta.
Cuarenta minutos mas tarde, Roger se dirigía a su trabajo. Sin imaginarse que en un par de horas, su vida daría un vuelco total.

Un buen agente de seguros debe tener labia, carisma y mucha paciencia, Roger era bueno en su trabajo, realmente bueno. Seguramente la gente se tiraría por una azotea con la convicción de que no se harían daño si Roger se lo pidiese.
- Muchas gracias por confiar en nosotros, sra. Hill. Su espalda y la de su familia está bien cubierta. - Decía con una amplia sonrisa, mientras despedía a una señora que había abierto una póliza con la que seguramente se había gastado los ahorros de toda una vida. - En ese momento sonó el telefono.
-Seguros Sunshine, le atiende Roger Wilson. ¡Ah! hola, doctor!...¿como,una complicación con las pruebas?.Salgo a las 13:30. ¿Que no puede esperar? ok, iré lo antes posible.

Veinte minutos mas tarde, Roger recorría los pasillos de St.James hospital con el corazón en un puño, ¿a que se referiría el doctor con "una complicación? el se sentía perfectamente, aunque ahora que lo pensaba, le dolía el pecho y puede que la cabeza tambien..-¡ Dejate de tonterías, Roger! pensó, no será mas que una confusión. Al entrar en la sala de espera se cruzó con la guapa enfermera que le atendió hacía unas horas, pero esta vez ella no le sonrió, es mas, Roger notó una especie de compasión o pena en su mirada.

- Hola Sr.Wilson, dijo el doctor- he venido lo antes posible, dijo Roger. ¿Que ocurre doctor?.
- Bien hijo, sientate, lo que te voy a decir no es facil. Hemos estado estudiando toda la mañana el resultado de tus pruebas y ningun médico del hospital da crédito a lo que hemos visto. -Sea claro doctor, por favor.Suplicó Roger.
-Bien, un joven de 27 años, aparentemente con un aspecto saludable y sin ningun sintoma de enfermedad, pero hijo, los resultados de las pruebas nos muestran que tienes una grave enfermedad de corazón, no entiendo como no te la habíamos diagnosticado antes, es una de esas enfermedades complicadas que debes tratar con duros medicamentos y aun así no es segura una recuperación total, en tu caso, lamento decir que el no darnos cuenta a tiempo, trae un irreversible problema. -¿Como que irreversible,cuanto de irreversible? -Hijo, lo siento, pero no podemos hacer nada, es mas, me sorprende que con el avanzado estado de tu enfermedad aun sigas entre nosotros.-¿que puedo hacer doctor? ¿tiene que haber alguna solución!-.
Lo lamento, pero no puedo asegurarte mas de 24 horas mas.-¿Y un transplante? Cambieme el corazón!.- Las cosas no funcionan así por desgracia. Si quiere un consejo, aproveche cada segundo.

Roger no se lo podía creer, mientras salía de la consulta con los ojos humedos, por su cabeza pasaban mil cosas, llamar a sus padres, pero vivian en otra ciudad y no podía llamar para decir. -Mamá, papá, voy a morir mañana. Seguía caminando y el pasillo se le hacía eterno, al final, junto a la puerta se encontraba la enfermera, cuando se cruzó con ella, volvió a mirarle con tristeza, pero sin saber como ni porqué, en el rostro de Roger se formó una sonrisa tierna. -Lo lamento, dijo ella. Mientras el cruzaba la puerta y la claridad del dia atacaba sus humedecidos ojos.

Definitivamente, hoy Roger no volvería al trabajo en su viejo Ford, hoy su vida había cambiado, su cabeza era como un volcán humeante, apunto de entrar en erupción, el mundo patas arriba y quedaba tan poco tiempo...

Continuará.


Orens.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Dios... estoy leyendo del principio al final, espero ver que continue o me enfadaré contigo...


Besos, Elisa!!!